marzo 23, 2009

Huevos revueltos

Por El Jaibo Bravo

**Un saludo y una disculpa ofrecemos a ustedes queridos, apreciados y respetados lectores, que la semana pasada no pudimos dejarle, ni este Jaibo servidor ni El Poste Rabioso (que creo que hasta se fue de rodillas al trabajo para el milagro de que no perdieran sus águilas), un bloque más de inspiración chelera y pambolera.



Yo lo ví, fue El zurdo Morales; fue él, fue él, el que mancilló el orgullo viril de Francisco Guillermo Ochoa.
Lo machucó la bola flamante que salió de la pierna izquierda del jugador felino. Sí, señora y señor, fue casi fulminante, me imagino dolorosísimo, divertido, también, la manera como estalló la pelota en la entrepierna del portero del América.
La alegría que suponía su servidor, sería el juego entre los pumas y las águilas, se convirtió en la misma aburrición de los juegos entre los clubes más populares del futbol nacional. Es como si dos pistoleros del lejano oeste se batieran en un duelo con balas de salva.
Reconozco que el tiro de Édgar Castillo que pasó entre las piernas de Bernal y que después se fue al palo me preocupó, y que después el tiro centro de Beaussejour que pegó en el travesaño también me inquieto. Y el gol de Dante López lo canté, lo grité y después lo berreé cuando señalaron la falta.
Pero la parte que realmente me sacó una sonrisa, bueno, lo admito, una carcajada, fue el martillazo que recibió Francisco Guillermo Ochoa, al que también llaman sus seguidores Paco Memo.
Fue algo que nadie se esperaba, algo chusco, y no porque sea una persona que me burle de la desgracia humana, pero, querido lector, acaso usted no disfruta cuando su acérrimo rival sufre una desventura de esta índole, claro que sólo desde el punto de vista deportivo.
Y todavía repitieron la imagen una, dos, tres veces y con cámara lenta y con la toma frontal, y la contra toma, y desde todos esos ángulos me provocó esa ternura demoníaca.
Le podré contar a mi hijo cuando sea grande (porque ha de saber que también le va al Pumas y hasta lanza el Goya con brazo extendido), que en tan deslucido encuentro le rompieron las bolas a Ochoa... y no porque precisamente le metieron gol o porque perdió.
No creo que sea posible, pero sería lindo que incluyeran esa escena en uno de los capítulos de Los Simpsons, para que, cuando el arquero guajolotero se levantara de sus retorcijones, apareciera Nelson detrás de los anuncios de la portería con su risa burlona: ¡Ja Ja!. Aguda e hiriente.


Hasta cuándo
Otra vez el torneo mexicano se convirtió en el mercado de las desgracias. A excepción de Toluca, los equipos pierden, pierden, luego ganan, vuelven a perder, empatan y así se la llevan, campechanos, alegres, mediocres. Por eso no sorprende que Morelia, que ganó después de seis jornadas, esté empatado con Tecos y América en el segundo lugar del grupo 2 con 13 puntos (de 33 disputados). Son pocos, no cree. Y si repasamos las tablas nos daremos cuenta que a ninguno le importa tener los números más negativos y tristes… mientras califiquen a la liguilla.


Gol olímpico
Mi hijo está en la etapa de entrenamiento de control de esfínteres a sus dos años y nueve meses. Vamos hijo, échale ganas, nomás avísame porque andas como perrito marcando territorio por toda la casa y mojas toda tu ropa. Un día tu mami se va a enfadar y me va a tocar lavar tu ropa aderezada de pudín.

Un abrazo de acá pa allá.

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