febrero 16, 2009

Frases (infames) del futbol


TV AZTECA
EL JAIBO BRAVO

Había una vez un canal de televisión que tenía a un buen cronista, Don Emilio Fernando Alonso, ahora está el kínder donde se divierten, sin seriedad alguna, Cristian Martinoli, André Marín, Antonio Rosique y la demás banda. Aquí tenemos sus frases celebres.

Voy que te quedó jabón
Elegante y contundente, David Medrano describe en cinco palabras una acción del juego en donde un rival comete una falta con gran fuerza. Es profunda y carente de vulgaridad, cualquier otro diría: qué falta, qué bruto, o algo como: casi le rompe la pata.

Qué le pasó a…
Una muestra del ingenio de Martinoli: fresco, sin misericordias para el jugador que comete una pifia, también llamado osote. Así se escucha por las bocinas de nuestra televisión el Qué le pasó a Fulanito, para no arrojarnos en la cara un sencillo: la regó, la cajeteó.

No, bueno...
Frase empleada en un inicio por Luis García para mostrar su rechazo o negación a lo que ve en la cancha. Ahora todos los demás miembros de la banda la emplea casi a cada toque de pelota. Generalmente va precedida de la construcción literaria de Martinoli: Qué la pasó a fulanito. Como diría él mismo (y sí, la traigo algo contra él): infame.

De Palomita
¿Y usted qué opina? Ah no, esa es de Nino Canún.

DE LOS TELEVISOS
El POSTE RABIOSO

Ñoños, anacrónicos, insulsos y con falta de imaginación, se pelean codo a codo con sus acérrimos enemigos, los aztecos, por ver quiénes son los más ilustres formuladores de babosadas. En la imagen de El Perro Bermúdez tienen quizás a su más grande lamebotas, creador de frases tan célebres como Al rinconcito, papá, Donde las arañas tejen su nido, Zambobazo (este título de un programa dominguero de variedades con tan poco éxito que debería ser incluido en la Antología de la Infamia del Futbol Mexicano), Tirititito, Versallesco y un largo etcétera.

Déjenme ver
Cuando de jugadas polémicas se trata El Perro Bermúdez pone la pauta y, por más evidente que sea el fuera de lugar, el penal, la falta criminal, él siempre se mantendrá ecléctico, justo, sabio, fiel de la imagen que se repite hasta el cansancio en detrimento de perdernos el desarrollo del futbol en la cancha. Se sabe que cuando de América se trata siempre tendrá una opinión favorable para los de Coapa, no los culpemos, el hombre tiene familia qué mantener.

Un logro
Si El Jaibo Bravo trae de bajada a Martinoli (ciertamente el personaje de TV Azteca es infumable) un servidor no traga a Bermúdez, pero hay una narración que nunca olvidaré. Los últimos momentos del partido de la selección contra Holanda en Francia 98. En aquel entonces la selección perdía 2 a 1, el marcador nos daba el pase a la segunda ronda gracias a que Corea del Sur y Bélgica empataban a un gol, de repente la cabellera rubia y turbia de Luis Hernández apareció de la nada y de una caída, nada estética por cierto, conectó el balón para que se fuera lentamente al fondo de las redes anaranjadas de los holandeses, justo en ese entonces, en su afán de protagonismo, el Perro Bermúdez realizaba una cuenta regresiva interrumpida por el grito (léase alarido) de un Hugo Sánchez desaforado, grito unísono de miles de gargantas al otro lado del atlántico que eufóricas festejaban la calificación por méritos propios, memorable narración, sin duda, de un narrador gris como el que más.

Pa mis adentros
¡Ánimo, ánimo, señores (del América) ya llegó Jesús!

febrero 09, 2009

Aunque jueguen como telenovela

El Poste Rabioso

La incertidumbre está construida de certidumbres. Mañana que juegue México contra Estados Unidos una incertidumbre que en los últimos días se ha convertido en un lugar común de todos los mexicanos apasionados al futbol podrá sentarse con nosotros a ver el partido, la incertidumbre de la victoria mexicana.
La duda está sostenida por verdades que son negadas por la pasión propia de fanáticos irrazonables. Verdades: México es, en estos momentos, inferior a Estados Unidos y no lo digo yo, que me miento a cada rato, me lo dice la falta de gol de los verdes en 180 minutos, la poca presencia de un estilo de juego (el pobre Sven sólo ha tenido unos cuantos partidos con el tricolor), el mediocre desempeño contra Suecia, el ya conocido pánico escénico de los nuestros en este tipo de partidos y las lesiones que se han sumado a esto factores negativos.
Pero hay otra realidad que nos hace pensar que es posible el triunfo mexicano: La entrega de los nuestros, las ganas de una reivindicación como el gigante de la Concacaf, la sensatez de un cuerpo técnico que seguramente estudió al rival, saber que la presión la tienen los otros, que Rafa Márquez metió un golazo y, sobre todo, la esperanza de ganarle de una vez por todas a Estados Unidos, cómo sea.
No sabemos si mañana México ganará frente a Estados Unidos, la incertidumbre está sostenida por dos opciones tan ciertas como que hoy es martes: el triunfo y la derrota. Más probable la segunda que la primera, pero sólo deseada la primera, ahí la contradicción de la duda, ahí el motivo que nos provoca apostarlo todo, la esperanza de producto de la pasión propia de fanáticos irrazonables.
La esperanza del triunfo hará más dolorosa la derrota, la esperanza de anotar un gol nos hará sentir más seca la garganta cuando al final de los noventa minutos nuestro marcador marque cero, la esperanza de sumar tres puntos desde el inicio del hexagonal le pondrá espinas al resto del camino para ir a Sudáfrica, la esperanza, en suma sólo nos produce congoja.
Mañana juega México contra Estados Unidos, yo quiero que ganen los míos, yo tengo la esperanza de una victoria y niego que los argumentos que anuncian la derrota sean más fuertes que los que pronostican la victoria porque nadie sabe el tamaño de mi pasión, propia de fanáticos irrazonables.

¿Y el empate?
El empate es el terreno de la desazón y sólo sirve para dos cosas: sumar un punto y disfrutar del futbol que en aras de ganar se desarrolla en el campo de juego. A estas alturas a mí no me importa si México juega como telenovela de Televisa o como película de Kusturica con tal de que gane y no me importaría, tampoco, si no pierde (entiéndase empate).
Si México empata (y si no lo hace cero a cero), sólo me quedará el placer del grito al menos un gol de los nuestros y la mentada de madre correspondiente al gol gringo.

México va a ir al mundialSeis equipos buscan tres boletos y medio parta ir a Sudáfrica. Es decir, México tiene una probabilidad de 58 por ciento de ir África y jugar tres partidos que serán vistos por televisión por millones de mexicanos, por miles que irán a gastarse una cantidad similar de dólares sólo para cantar Cielito lindo y perpetuar la imagen chicharachera del mexicano que tanto gusta a los de afuera, eso sin contar las ya conocidas promociones de empresas telefónicas, televisivas, farmacéuticas y demás que también tiene sus negocios con la FIFA, demasiado dinero como para que México quede fuera del mundial. Yo no sé si ganemos a Estados Unidos, estaremos en el mundial y allá nos veremos.

¡Gigantes, mis tanates!

El Jaibo Bravo

El partido que jugarán este miércoles 11 de febrero Estados Unidos y México removió toda nuestra pasión. Ya muchos de nuestros paisas se pusieron la verde, otra se la fumaron, pero en general la expectación está dividida en dos: que México gane o que México no pierda tan gacho.
Algo que me di cuenta de los partidos entre México y Estados Unidos es que es de las pocas veces que nos acordamos que somos mexicanos, al menos eso le ha pasado a mi generación, tan joven como la VHS y no tan ruca como para que RBD me parezca impúdico.
Así que después de tanto jugar playstation, llorar con la derrota del Pumas en la jornada 4 del torneo mexicano, sufrir con la película de las Langostas asesinas y leer el Instinto de Inez de Carlos Fuentes, reflexioné que por qué, si a Hugo Sánchez lo dejaron hacer pedazos a la selección en más de dos años, al sueco Sven Göran Eriksson lo quieren correr cuando apenas tiene dos partidos (Jamaica y Honduras) de eliminatoria dirigidos, además, de los seis países del grupo final de la Concacaf, tres pasarán directo y otro irá a un repechaje, entonces no creo que México quede entre los dos últimos.
Después de este fin de semana agitado, aquí les traigo mis 10 razones por las que México no le ha podido ganar a Estados Unidos en los últimos 10 años.

1.- Los jugadores creen que si ganan, aparecerá Terminador en la frontera para exterminar a la raza azteca.

2.- Creen que si le ganan a Estados Unidos, el gobierno americano ordenará la invasión a México para derrocar al gobierno, para liberar al pueblo nacional de la opresión… y el hambre, y la pobreza, y la deficiencia en la salud pública, y la mala educación, y la mala economía.

3.- Piensan que si meten un gol habrá francotiradores desde la azotea del estadio, o que saldrán rancheros texanos con rifles en mano para disparar a los espaldas mojadas. Digo, por aquello de que les van a ver sudada la camiseta.

4.- Se imaginan que si ganan, la migra los detendrá antes de cruzar la aduana y entonces a Aarón Galindo le harán el antidoping y saldrá positivo, y verán el antecedente que tuvo antes de Alemania 2006.

5.- Piensan que si ganan, la migra gringa, en represalia, hará una redada en el estadio para atrapar a cuanto mexicano con sombrero de charro vea y lo regrese al suelo patrio.

6.- Porque seguimos con la idea de los años 50’s y 60’s de que México es superior a los Estados Unidos, Canadá y los centroamericanos, aunque nuestra selección no calificó a España 1982, nos castigaron por tramposos para la eliminatoria de Italia 1990, sudamos sangre para meter el gol a Canadá, el cual nos calificó a Estados Unidos 1994, lo mismo para Francia 1998, que ya llorábamos para Japón-Corea 2002 y hasta teníamos pesadillas de que no íbamos a Alemania 2006.
7.- Porque nuestra realidad es otra, el destino nos alcanzó y el futbol globalizado llegó a Trinidad y Tobago, Honduras, Costa Rica, Estados Unidos, Canadá y a muchos otros lados, en donde tienen jugadores en Europa que juegan al más alto nivel, mientras que los medios televisivos nos hacen creer que sólo los mexicanos tienen acceso a conocimientos del futbol.

8.- Porque si pierden no hay ningún problema, le podrán echar la culpa al técnico, al directivo, a la cancha, al clima, al árbitro o a la mosca que pasó junto a ellos.

9.- Porque los gringos saben que es sólo un partido de futbol, un juego más en el que son competitivos, mientras en México habemos muchos aficionados que creemos que perder con los gringos es cuestión de orgullo y hasta de vida o muerte para todos, incluso entrenadores como Eriksson. ¿Se acuerdan que desde la conquista somos los hijos de la Malinche?, la respuesta está en El Laberinto de la Soledad de Octavio Paz.

10.- Porque tenemos un complejo muy fuerte en el tema gringolandia y nos da envidia que avanzaron de manera significativa en estructura de su liga, el desarrollo futbolístico desde antes de 1994, y en tan poco tiempo lograron mejores resultados que nosotros, mientras que en nuestra tierra prevalece el manejo de intereses en la federación, la corrupción, la búsqueda de dinero para las arcas de los directivos, los “pactos de caballeros” entre directivos, tranzas y todas las fregaderas que se les ocurre torneo tras torneo, eliminatoria tras eliminatoria, que hicieron que nuestro país se estancara desde hace más de 20 años.


Reciban un gran saludo de mi parte, y si pierde el Tri, no perdamos la cabeza…ni la cartera en el bar donde lo vean. Saludos y que tengan buen fin de semana.

febrero 06, 2009

Patitas de pollo en oferta

Por El Jaibo Bravo

Hice lo que mis buenos amigos de Provincia me dijeron: compré mi torta de carnitas, mi refresco (aclaración, no era cerveza), una semillas para destaparme la muela, mi boletito, que no fue de reventa, y me aplasté en el Estadio Morelos para gozar cómo Morelia jugó con las Águilas. Sí, jugó con ellas, les ganaron 1-0.
Ahora mis amigos que se decían emplumados se desconectaron del messenger desde ayer para no leer la cantidad de mentadas que todo les podíamos escribir, y seguramente, no abrirán sus correos electrónicos durante varios días para evitar la cadenita de Las Porristas del América que circula desde hace unos días. A uno de mis compadres le mandé un mensaje al celular y, como era de esperar, no lo respondió. Sería porque estaba rabioso por la derrota o por las serie de groserías que le incluí a mi texto burlón, pero hasta lo apagó porque después me mandaba al buzón.
Mi vecino, que tenía una bandera minimental en su vehículo, la quitó en la misma noche del sábado. Gracias al cielo que la quitó porque el fraccionamiento empezaba a tener una vista nacada, hasta daba miedo que nos pudieran asaltar.
Pero qué lindo fue ver a los alumnos de Ramón El Pelado Díaz que corrieron como rateros en búsqueda de un golesillo para el empate sin conseguirlo, para dejar molesta a su afición, la misma que hace una semana celebraba hasta con cuetes de feria de pueblo el empate a dos goles con los diablos rojos del Toluca. Para qué quieren a ese tipo en el banquillo.
Cabañas se paseó en el Estadio Morelos, a Pável Pardo lo cambiaron porque le dolía la nalga, a El Topo Valenzuela le aplicaron un dormilón, de esos que dan risas y hasta le hicieron una falta al árbitro, quien rodó por la cancha con la gracia de una caja de cartón. Moisés salvó la del último minuto, la defensa del Morelia se revolvió como cuando se juega en la escuela sin portero, Sabah se deshizo de las pesadillas de las plumas y la gente salió del estadio con alegría en la sonrisa y mucho alcohol en la sangre.
Por supuesto que no fui a beber a ningún para celebrar que los zopilotes salieron raspados, porque en mi casa ya me esperaba mi esposa con un coraje que casi le provoca la diabetes porque le había llevado un chocolate de avellana y ella lo quería de cacahuate. Pequeña diferencia.

Bigotes en crisis
Los dos son Ricardo y el colmo es que tienen bigote. El futbol que practican sus equipos son tan diferentes; uno es tan espectacular como rin tin tin con traje de bombero y el otro tan tosco como un xolozcuintle con gripa. El primero es de Lavolpe y el segundo de mi padrino Tuca Ferretti, y aunque los resultados no se les dieron esta jornada siempre le ponen sabor al futbol mexicano. ¿No cree usted?

De Palomita
¿Ya vió la película de Vicky Cristina Barcelona? Si me pregunta no se la recomiendo porque Penélope Cruz y Scarlet Johansson se pasean frente a la cámara con tan poca ropa que no se puede poner atención a los diálogos y lo peor es cuando se enamoran entre ellas porque le aseguro que va a querer apagar la televisión. Pero entonces el control se quedará sin baterías, como me ocurrió a mí, y no va a poder apagar el televisor y tendrá que verla hasta el final.

PD.- Le quiero mandar un saludo al colega columnista Javier Salinas porque sus Acereros ganaron el Super Tazón de la NFL, aunque casi provocan un infarto, y me imagino que celebró como brasileño en carnaval.