enero 30, 2009

Melé

Ahí les va una crónica de la bronca entre el OOAPAS y El Tauro, equipos de la liga local de Morelia

Por nuestro amigo: Edgar Pérez

El partido estaba caliente, ardía, y Jesús Rueda del Ooapas echó más combustible para aumentar la flama en la Liga Municipal.

Ooapas había manejado la pelota todo el encuentro, la había tratado por las bandas y por el centro, con Pelé Chávez y Erick Heriberto Medrano como los principales engranajes de la maquinaria, pero no había gol en la puerta del Tauro, sólo impotencia para el equipo que tenía a tres ex Monarcas (Pelé, Alejandro Pliego y Emmanuel Turrubiates).

Los jugadores del Organismo Operador de Agua Potable, Alcantarillado y Saneamiento no podían hacer que los astados se arrodillaran, en cambio, el Tauro de El Chombo Villalón aguantaba de pie, con la cara levantada y con una entrega interminable en la cancha 6 del a Unidad Deportiva Cuauhtémoc, había tenido las dos más claras con sus delanteros Octavio Sánchez y Enrique Cedeño, quienes erraron.

Faltan 10 minutos para el final del juego, Jesús Rueda perfila directo a la puerta, el arquero Antonio Farías barre con los tachones por delante, el atacante gira en el aire, el árbitro Juan Pabo Gamboa marca penal y expulsión, pero el goleador se levanta y revienta su pierna izquierda en la cara del cancerbero.

El hombre tirado en el suelo, su cuerpo tiembla por las convulsiones, las porras ingresan al campo hinchados de euforia y los puños se convierten en los argumentos.

Más de 50 personas en el campo y entre la marabunta se distingue al doctor Rivera que ataca por la espalda al Pelé, éste responde, el arquero Turrubiates del Ooapas hace lo mismo con Eduardo Picui Villalón. Todos estallan, la bola incandescente pasa del área a la banda y al centro del campo y nadie los detiene, ni el propio nazareno que prefiere suspender el juego al minuto 80 cuando iban 0-0. Entonces lo atosigan los del Ooapas, exigen el cobro del penal, pero no hay nada más por hacer, el juego había terminado.

Ya sin el árbitro en el campo, la ambulancia ingresó a la unidad deportiva y los paramédicos llevaron en camilla, y con collarín, al portero Farías.

La comisión disciplinaria decidirá si permanece el empate, ambos pierden o si uno de los dos equipos se queda con los tres puntos, después de lo asentado en la cédula por el árbitro Gamboa, aunque en el ambiente corría el rumor de que ayudarían al Ooapas. Toda esta bronca ocurre una semana antes del juego Ooapas-Jalisco de Primeras Especiales.

enero 27, 2009

De la final del 90-91

por El Poste rabioso

Me pregunta usted, Jaibo rastrero, si me dolió aquella final de 1990-91 y yo sólo recuerdo la tarde aburrida que le siguió al partido y que sólo presagió una noche igualmente aburrida de Siempre Domingo. Después insomnio, después malos sueños, después la escuela y la cascarita de un lunes ya, un lunes sin campeonato, un lunes de deshonra con compañeros que iban a la escuela envueltos orgullosamente con su puma en el pecho y unas rabias canijas de darles de puñetazos, porque fuimos mejores, carajo, les metimos tres en el Azteca y ustedes con un solo tanto en CU, se llevaron la gloria. ¿Me pregunta usted si me dolió? Más duele la infamia que cargamos desde entonces.
Déjeme decirle, Jaibo Bravo, que América es un pueblo, somos un pueblo que si bien tiene su nido en Coapa, tiene innumerables guerreros por el resto de la república, somos un pueblo que está en todos los rincones del país, somos un pueblo, Jaibo, un pueblo con historia, un pueblo que no olvida, un pueblo lleno de soberbia, cierto, porque sólo los elegidos pueden portar una camiseta como la que nos envuelve.
Y así, como pueblo, señor Bravo, caminamos las calles aquel lunes de 1991 con la certeza de seguir siendo el mejor equipo de México, porque una batalla no es la guerra, porque el reino de los justos estaba hecho para aquellos que han conocido la derrota más fiera, y no hay peor bestia que la soberbia dañada.
Mientras más grande se es, más fuerte es el golpe al caer, eso es cosa harto sabida, así nos pasó a nosotros, no teníamos palabras para justificar el fracaso, ¡no las teníamos porque no conocíamos la derrota! Y lo pagamos caro.
Nuestra cita con la historia, nuestra deuda por aquel zarzal de crímenes de guerra (partido arreglados, árbitros comprados y demás supercherías que se nos cuelgan como a santos pervertidos) la liquidamos en los noventa.
Después de aquel 22 de junio de 1991 ante nosotros se nos mostró el destierro y así como el pueblo de Moisés anduvo cuarenta años sobre desierto, nosotros nos aventamos una sequía de doce años sin título, sin pisar siquiera la cancha sagrada de una final.
No lo sabíamos ese lunes pero la derrota del 91 representó más que una final perdida y un campeonato frustrado, la derrota del 91 fue el principio del derrumbe, la cumbre desde la que se veía el abismo al que descenderíamos por las inexorables leyes de la física, tan parecidas a la de la vida, tan parecida al futbol.
Yo también lo vio, Jaibo, lo vi con estos ojillos que algún día serán deleite de gusanos, vi el lance inútil de un portero que jamás llegaría a esa pelota, porque estaba escrito en la historia que esa maldita pierna derecha de Ricardo Ferretti le quitara a América un fragmento de gloria y le dejara en cambio más de una década de deshonra.
Jaibo Bravo, usted recuerda un gol soberbio, usted recuerda un hombre, un campeonato, yo, señor Bravo, le recuerdo a todo un pueblo y lo conmino a que mire a su alrededor para que tiemble de miedo.

Pa mis adentros:
¿Este Jaibo será el de Los olvidados de Luis Buñuel?

enero 21, 2009

Los peores fichajes


El Jaibo Bravo


Cada inicio de temporada algunos equipos mexicanos se empeñan en contratar jugadores desconocidos hasta en su barrio; excepcionales futbolistas profesionales de la substitución, promesas eternas, o como le decían en mi barrio: Calienta bancas. Hasta parece que cada seis meses los 18 clubes de la Primera División de México hacen una apuesta para averiguar quién contrata al más inútil. ¿Ejemplos?... bueno hay muchos, pero pongamos unos en el cazo.

Los zopilotes del América
Ramón Díaz pidió a Jean Beausejour, un ofensivo chileno del O'Higgins. Su nombre parece sacado de una película francesa de la Pantera Rosa. ¡Si era hispano porque no le pusieron Juan Buenseñor!. El problema de América no son los fichajes de jugadores que servirán de experimento, sino que la directiva, que tiene su nido en Coapa, haya elegido como técnico al mágico Ramón Díaz, que lo único que hace aparecer son fracasos. ¿Traerá muchos espejitos?

Los del Atlante
Piensan que con llevar a Rafael Márquez Lugo van a resolver el problema del gol. Más bien creo que la intención es que cuando haya muchas lluvias, lo pongan a servirse unos jaiboles de agua de cielo. Con eso que se toma hasta el agua de los floreros.

Se rayó
Pero si hablamos de amantes de las tablas de danza, el Monterrey eligió a uno de los nominados a los awards, Diego Martínez, quien en su primera y única pretemporada con Monarcas fue castigado porque el nene no se levantó a entrenar. Después de la fiestota que agarró la noche anterior era una grosería despertarlo.

Genialidades de la máquina
A Billy Álvarez y a El Yayo o Abelardo (de Plaza Sésamo) de la Torre se les ocurrió que Luis Ángel Landín era la solución al gol. ¿Sí les dijeron que el zamorano metió un gol en un año? Bueno, sobre advertencia no hay engaño... Y luego rematan con un tal Omar Tena. Ojalá no terminen cargando bultos de cemento.

La tribu de Ciudad Juárez
Los indios hicieron una fuerte apuesta por contratar los servicios de ¿Arturo Echevarría?, que llega del ¿Real Colima?. :S

¡Ay, ay ay!
El indio no tiene la culpa... Ahora resulta que El Dany Osorno sigue en las canchas (será con muletas) y ahora está con los camoteros del Puebla. ¿Será para jugar o para que toque con su banda Pura Caña en las gradas del Cuauhtémoc?

¡Que no se espine!
La pregunta es para la directiva de San Luis, ¿por qué escogieron a Américo Scattolaro como técnico? Si buscaban a alguien barato le hubieran echado una llamada al profe Venus, ex de los Valedores, no creo que se hubiera puesto roñoso.

El bigote es sabiduría
Gracias a los dioses del futbol que el único equipo que entró en razón fue el glorioso Pumas de la UNAM, de El Tuca Ferretti, que en vez de contratar a un patea pelotas recomendado de mi tío Filemón, prefirieron guardarse los dos pesos que piden los representantes.

DE INGLESITA
Lo vi. Iba con una velocidad descomunal. La repetición en la televisión era clara, el zapatazo de pierna derecha llevaba impreso un sello de carácter, ambición, garra o rabia. Sí, era carácter y ambición y garra y rabia porque era la final de la temporada 90-91, el tiro era a la portería de Adrián Chávez del América. Y la esfera blanca parecía envuelta en llamas y penetró la red o el alma de las águilas. Esa tarde El Tuca le dio el título al Pumas de la UNAM; esa tarde dejó de ser jugador; esa tarde se convirtió en leyenda.
PD: con esta frase saludo a mi amigo El Poste Rabioso, ¿te dolió esa final?